ASUERO
(1907/10)
Futbolista,
tenista, médico e
inventor
de la “Asueroterapia”
Fernando Asuero Saenz de
Cenzano.
(San Sebastián 29-may.-1887/22-dic.-1942).
Asuero fue uno de los primeros porteros “marca goles”, un pionero, aunque no solo destacó en el fútbol, ya que en su comienzo el Athletic Club de Madrid
también tenía sección de tenis y él era el segundo capitán allá por 1907. Sin embargo, no sería el fútbol lo que
le hiciera mundialmente famoso, sino un método revolucionario inventado por él para curar las enfermedades a
base de golpecitos calculados al milímetro
en el nervio trigémino.
Estudió
Medicina en Madrid. Se especializó en garganta, nariz y
oído. Completó sus estudios en la Clínica del doctor Lubet Barbón de París;
también asistiría a la clínica de la especialidad en el Hospital parisino de la
Pitié y a la Universidad de Cambridge.
Establecido
en Donostia impulsó, basado en los trabajos del doctor Bonnier de París, un polémico método
propio de curación de diversas
enfermedades mediante ligeras cauterizaciones en la mucosa nasal que expondría
en una obra: Ahora hablo yo y algunos folletos.
Tuvo
seguidores y detractores en toda España llegando la
polémica a los más diversos ámbitos literarios (El
cuadrigémino, 1929, de Muñoz Seca y Pérez
Fernández), populares y científicos, participando asimismo colegios médicos y
academias, incluyendo la Real Academia Nacional de Medicina.
El
hecho de que Asuero llegara a ser concejal de Donostia -San Sebastián entre 1923 y 1925, es decir durante la dictadura de Primo de Rivera, echaría aún más leña
al fuego sacando la
"asueroterapia" del contexto científico.
Entonces, el mundo
asistiría impresionado a las curas milagrosas
que el reputado doctor Fernando
Asuero realizaba en su
consulta. Paralíticos que volvían a andar, epilépticos que sanaban y
dolencias que desaparecían gracias a la asueroterapia, un singular y misterioso
método descubierto por este médico.
Hubo
seguidores de la asueroterapia en Francia, Italia, Argentina, México, Cuba y
Portugal, entre otros países. Otro de
los medios que también se decantó por la defensa del método de Asuero
fue El Siglo Médico, en el que se decía: “Fernando Asuero ha sido siempre un
caballero perfectísimo (…). Se divaga, se inventa, se miente y se escupe sobre
la dignidad de un médico honorable”…
Porque
lo más importante del debate que se generó era que las críticas hacia Asuero se circunscribían a
que no era capaz de explicar
científicamente cómo actuaba su sistema.
“De aquello del trigémino le diré que, como no obedece a principios
científicos, lo juzgo inadmisible”, afirmó Santiago Ramón y Cajal.
Sin
embargo, aunque algunos lo condenaban, el galeno
donostiarra comenzó a recibir el cariño de la gente con homenajes y recepciones
en su honor, mientras se sucedían curaciones como las de una joven de 24 años
Emilia Rodríguez Neira, tratada de una parálisis que la impedía mover el brazo y la pierna izquierdos, y la del
concejal Romeo, curado tras 20 años padeciendo una afección nerviosa.
En
la localidad riojana de Cihuri, en la que Asuero había vivido parte de su
infancia y poseía una finca familiar, los
vecinos lo homenajearon poniendo su nombre a una de las calles. Sucedería lo mismo en la también riojana ciudad de
Haro a finales de 1930.
Desde
el otro lado del Atlántico el músico cubano Miguel Matamoros compuso el son:
El paralítico. Según contó, lo hizo porque “en 1930 en Cuba no se
hablaba de otra cosa más que de un médico
español llamado Fernando Asuero que curaba la parálisis”.
En
vista de los acontecimientos, el Dr. Fernando Asuero se decidió a dar su
opinión y defenderse de las múltiples
acusaciones de fraude vertidas contra él en un libreto titulado ¡Ahora hablo
yo!, en el que escribió: “[…] mi título es
tan bueno como el de los otros médicos, pero mi ciencia un poco más
eficaz”.
En el libro Las
curaciones del doctor Asuero, su autor, José Carlos
Vea, asegura que a Asuero “el ocultismo y lo paranormal no le eran ajenos, ya
que se interesaba por aquellas cuestiones de difícil explicación por parte de la ciencia”. También era un apasionado de la
cultura china y de sus procedimientos
curativos, especialmente de la acupuntura, cuya efectividad comenzaría a
ser conocida en Occidente.
GH
No hay comentarios:
Publicar un comentario